EIDF, un fraude en España peor que Gowex

EiDF, la joya de la corona de Óscar Romero Martínez y su hermano Fernando Romero Martínez salió a lo grande a Bolsa. La energética fotovoltaica daba el paso al parqué bursátil, pero lo hizo con el respaldo de unas valoraciones más que infladas. Hubo llamadas a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) denunciando un posible estafa en la operación, pero no saltaron las alarmas en el seno del regulador. La CNMV no tiene entre sus competencias ni auditar ni verificar las cuentas. No es su misión, ni mucho menos, la de la prevención. En este momento sí tiene abiertas varias investigaciones que están bajo secreto de sumario.

No obstante, una pequeña comprobación habría sido suficiente para evitar que la empresa creada por dos presuntos delincuentes hubiera saltado al BME Growth. Las cuentas de EiDF se inflaron de forma exponencial y saltó con un precio de 57 millones de euros. Entre los activos tan sólo contaba con una nave industrial, situada en el municipio gallego de Barro. Por este motivo ningún banco reputado quiso participar en la salida a bolsa, «nadie lo veía claro».

El inmueble se edificó en unos terrenos prácticamente vacíos en ese momento y costó 300.000 euros, un montante por el que se realizó una hipoteca. Es decir, la compañía no destinó tesorería alguna para levantar la pequeña obra del tirón. El resto de valoraciones eran «fruto de la invención» de la cúpula directiva de EiDF encabezada por los hermanos Romero y por Bruno Díaz Herrera, uno de los cómplices y cerebros de toda la operación.

Los preparativos de la salida a Bolsa de EiDF, los Romero realizaron cambios de calado en la dirección, mientras el papel aguantó unas valoraciones en balance irreales. «Los tornillos con precio de un céntimo se valoraron en balance a un 1,04 y 1,25 euros», es decir, más de 100 veces más de su valor real. «Todos los datos de la salida a Bolsa fueron falsos. Desde el almacén, hasta los stocks e incluso el número de empleados, «cuya cifra se multiplicó por 10». Es decir, algo tan sencillo como contar trabajadores hubiera destapado todo el entramado. Pero no hubo alarma alguna y la empresa saltó al parqué. 

Para captar a los inversores, Fernando y Óscar Romero desempeñaron un papel crucial. Ambos venían del mundo de la especulación y las acciones a través de Sangreal, una agencia de valores con sede en Galicia. Asimismo, conocían los entresijos del mercado, con trabajos para Interdin en su oficina de Barcelona y Galicia y Saxo Bank. Con Sangreal, los Romero sólo tenían licencia para operar con su propio capital, en ningún caso con el de los clientes. La firma fue debidamente registrada en la CNMV y después reconvertida en Sicav. Con el desplome bursátil de la crisis inmobiliaria, se decidió cerrarla. Lo mismo sucedió con todo el reguero de más de 90 empresas que anteriormente había creado Oscar y disuelto posteriormente. Captaba el dinero de los inversores con falsas promesas y lo hacía desaparecer literalmente. Aquí es cuando empieza el reguero de querellas.

Durante ese período, Óscar Romero y Fernando Romero se codearon con inversores y empresarios de reconocido prestigio. Nombres con los que se presentaban después ante los círculos de posibles accionistas. Según señalan fuentes presenciales en estas reuniones para captar inversores, el presidente de EiDF «se inventaba» literalmente las cifras y daba extrañas explicaciones cuando se le preguntaba sobre cómo obtendría subidas del beneficio de tres dígitos. Asimismo, mezclaba los números, pero salía siempre airoso. Crecimientos del 100% y del 150% anuales, amplios márgenes y un sinfín de ventajas de depositar los ganados ahorros en su compañía.

Tanto Óscar como Fernando Romero han cosechado a lo largo de los últimos años una larga ristra de demandas judiciales por presuntos delitos de estafa, algunas de las cuales están aún activas. En otras, en cambio, los tribunales han desestimado las peticiones de quienes se han sentido víctimas. Las fuentes consultadas a lo largo y ancho de España señalan que el reguero es numeroso, desde Cataluña a Galicia, pasando por Toledo y Madrid, así como en Sevilla o en Málaga.

Maraña empresarial para simular negocio y autofacturarse entre sí

En el complejo entramado empresarial de EiDF, con decenas de sociedades limitadas, se repiten los nombres y apellidos, así como en los «compromisos de inversión» y los supuestos pagarés procedentes de empresas directamente vinculadas con Óscar Antonio Romero y Fernando Romero. Todo con el presunto fin de aparentar una actividad irreal, inflar los activos y proceder a una salida a Bolsa con la bendición de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y BME Growth, donde trabaja desde hace más de dos décadas Sonia Quincoces Bouron, la ex pareja de Óscar Antonio Romero. 

Óscar ha creado las siguientes sociedades: Roquin inversiones SA, OSSOMAT SL, GAIA ASSET Management SL, Mequisolar fotovoltaica SL, BOLSAVEDRA SL, Black Diamond Capital SL, Atxarre Eup Capital SL, INLLIMIX SL, LIQUIBILBO Consulting, SL, OARM ASSET Management SL, Zisbe Beltza Media SL, Oarm Gestion Patrimonial SL, KRYPTEIA VALUE SL y KRYPTEIA Capital SL (Sociedad con la que intentó comprar el Recreativo de Huelva), Bis & Black Media SL, Machio Asociados SL, Siramena Investiments SL, Huelva Capital SL (Sociedad que captaba fondos para invertir supuestamente en EIDF), Huelva Eficiencia energetica SLU, Nerua de inversiones SL, Trajano Partners SL, Liquidaciones Vizcaya SL, Osroquin activos SL,  BlackSwan Media SL, Albujoin Solar 81 SL, (sociedad que ha emitido muchas facturas a EIDF), ilecarpital eficiencia energetica SL, OSROQUIN Activos SL, Mediocristan capital SL, Pomepo de inversiones SL, The Sole CLUB SL (sociedad que ha montado a su hijo y que vende zapatillas de lujo en una tienda en Bilbao), Mugrosos Capital, Nerua de Inversiones, Valeri Asset Management, Grupo RYM Asset Management, matteo de inversiones, sangreal investment corporation, etc. La última sociedad creada en marzo de 2024 es MOLONLABE Capital SLcuyo significado es «Ven y tómalas», es una expresión clásica de desafío que, según Plutarco, Leónidas I pronunció antes de la batalla de las Termópilas ante la demanda del ejército aqueménida del rey persa Jerjes I de que depusieran sus armas. Una especie de desafio hacia todo el reguero de personas estafadas que tiene por toda España.

 

Este ‘modus operandi’, detectado por PwC, la auditora que se negó a firmar las cuentas de EiDF y motivo por el que fue suspendida de cotización, es prácticamente el mismo durante los años en el que la empresa controlada por los Romero ha funcionado. Para tapar huellas, Óscar Antonio Romero ha ido cerrando sus empresas hasta el punto de no administrar ninguna de ellas en España. Para ello se ha valido de testaferros y de documentación falsa que ha ido presentando en notarías.

Todas ellas tienen la particularidad de ser Sociedades Limitadas (SL), con un capital mínimo, los 3.000 euros justos para poder constituirse legalmente. La otra característica es que Óscar Antonio Romero ya no aparece en ningún cargo en estas sociedades, pero sí presuntos testaferros en algunas de ellas, nombres que llegaron a testificar a su favor en casos cerrados por la justicia por presuntos delitos de estafa y falsedad documental, entre otros, como la simulación de negocio, precisamente a los que podría enfrentarse ahora la cotizada en BME Growth. Nombres como Jacobo Gallego González o Jordi Raluy Ayats tienen vinculación directa.

Falseando cuentas desde el principio

El 31 de marzo de 2020, Fernando Romero da órdenes a sus empleados para que pongan «a mano el saldo cero» y se reenvíe dicha información al auditor desde «los mails de cada empresa». «Que las remitan firmadas y selladas directamente a Auren», puntualiza en otro correo. Auren solo auditó a EiDF hasta el ejercicio 2020 y luego renunció a realizar la auditoría de EiDF en 2021, lo que dio paso a que entrara la firma Crowe como auditores. Este correo lo recogió el medio de comunicación Merca2.

Se trata de instrucciones muy precisas correspondientes a tres compromisos de inversión de tres empresas que supuestamente nada tendrían que ver con los Romero. No obstante, el trío societario –Ilercapital, Sangreal y Revaister– tenían a Óscar Antonio Romero como administrador único. Fernando Romero las vendió como empresas de fuera del perímetro. Eran tres «cartas de proveedores» que realmente eran empresas vinculadas.

En otro de los documentos se exigió dar la apariencia de que eran empresas diferentes. Para ello, habría que utilizar tres plantillas, tres tipos de letra y los diferentes sellos y firmas. Cómo es posible que tres empresas de un mismo administrador tuvieran tres rúbricas diferentes. Las únicas formas posibles pasan por inventárselas o que otras tres personas firmen por uno.

Para proseguir con el presunto engaño al auditor, la entonces directora financiera de EiDF dio una orden estricta a sus adjuntos sobre estas tres empresas. En concreto, facilitó las cifras de la cuenta 1131, correspondiente a la partida de inversiones mantenidas para negociación en el balance -que incluye los activos financieros para los que existe un acuerdo de compra que se liquidará en el futuro, cuando se reconocen en la fecha de contratación-. En este sentido, Sangreal debía tener 400.201,45 euros; Revaister, otros 600.907,47; y Illercapital, 828.776,65.

En la misma petición a los empleados, la también entonces directora financiera de EiDF exigió incluir otras tres cuentas más de otras tres empresas –Krypteia capital, Krypteia value y Grupo Rym-. A Krypteia Capital le exige modificar la cuenta 171.2 con un importe de 364.977 euros; otros 19.200 a Krypteia Value y, por último, 230.617,67. El mail termina con un escueto «justificar los saldos de las cuentas 555 de 42k -42.000 euros- y 5201 de 25k -25.000 euros-. La directiva da las gracias para despedirse.

La urgencia para sellar y certificar estas cartas era crucial. Se aproximaba la salida a Bolsa y había que cerrar el ejercicio con las cuentas firmadas. «Por favor, certifica esto con urgencia», advierte el asesor Antonio Morillo en su respuesta a las cartas enviadas. En copia del mail se encuentra un tal Jacobo Gallego, mano derecha y testaferro de Óscar Antonio Romero y hombre de la máxima confianza de los Romero.

Al mismo tiempo, la directora financiera pide a los suyos incluir a mano la frase: «La deuda pendiente de cobro, no es exigible a corto plazo». Se trata de una orden interna, pero el mismo se manda en copia al propio auditor. En efecto, se cumple y con la misma letra se puede leer en las tres cartas enviadas, tal y como se anota en el siguiente documento, fechado en julio de 2019. El propio auditor, Morillo, da la orden al área financiera para saber qué se hace ahora con la carta. «Enviárselas», señala escuetamente. De nuevo Merca2 filtra la carta de Krypteia Value SL, otra de las sociedades de Óscar Romero Martínez.

De esta forma, el asesor daba veracidad a los papeles en los que aparecían nombres de empresas teóricamente sin vinculación directa entre ellas, como si fueran dos sociedades que operan de forma independiente y con distintos administradores. Unos papeles que pasaron después al auditor de las cuentas. La realidad es que todas ellas eran del perímetro de los Romero, pero no hubo ningún cotejo de datos. En caso de haberlo habido hubieran saltado las alarmas, como sucedió con las cuentas de 2022 y que motivaron la suspensión de cotización de la compañía.

La directora de EiDF que firmó estos mails se desentendió de la empresa al negarse a sellar documentos comprometidos.

En marzo de 2020, EiDF pide a Sangreal, empresa envuelta en varias demandas por presunta estafa. «Les agradeceríamos que enviasen a los mismos un detalle del importe nominal de las partidas que componen el saldo de nuestra deuda con Uds. (incluyendo los efectos a nuestro cargo), al 31/12/2017, 31/12/2018 y 31.12.19 y volumen de operaciones realizadas en los tres ejercicios», apunta el documento firmado por Fernando Romero. En este sentido, pide a la empresa administrada por su hermano Óscar Antonio Romero dar detalles de los importes pendientes de los ejercicios 2017, 2018 y 2019.

La apariencia es desvincular a Sangreal y a EiDF, como si dos sociedades se trataran. Eso sí, zanjan la carta con una agradecimiento de antemano y un atento saludo. Según la documentación, EiDF operaba con pagarés presuntamente ‘fake’, es decir, promesas de pagos de una empresa a otra. Efectivamente, esta deuda comprometida se realizó también entre las empresas de los Romero.

Para ello se utilizó Siramena Investiments SL. Sí, también controlada en su día por Óscar Antonio Romero desde 2008. Esta sociedad se creó con Sonia Quincoces Bouron, entonces la pareja de Óscar Antonio, trabajadora en Bolsas y Mercados Españoles (BME) y quien cesó en 2008. Desde EiDF se presentó a esta supuesta sociedad de inversión «pagarés para el estudio de forfaiting, descuento puntual o línea de descuento».

En el mismo mail, fechado en a finales de abril de 2020, se escribe de forma cortés, amable y explicativa que «se trata de pagarés emitidos por EDF Solar por servicios prestados en el marco de la salida a Bolsa inminente sobre la que está trabajando».

 EIDF trató de tergiversar a a KPMG

«EDF Solar, como ya conoces, es una empresa con buenos números«. Estos pagarés son emitidos a Atxarre Eup Capital y Blackswan Media», puntualizan. De nuevo, tanto Atxarre Eup Capital como Blackswan Media son empresas cuyo administrador único fue Óscar Antonio Romero. Pagarés emitidos por una empresa a otra de su propiedad. No era sorprendente que el informe forensic de Deloitte mostrara la realidad años después. Con Blackswan Media se adquirieron los derechos de imagen y asientos del Recreativo de Huelva, así como el Trofeo Colombino, que llevaba sin poder emitirse hasta que han sido desbloqueados este mismo verano. Fuentes de toda solvencia confirman que el propio Óscar Romero ha llegado a robar sellos bancarios en sucursales para emitir pagarés falsos.

De hecho, para intentar contrarrestar el efecto del forensic de Deloitte y maquillar su imagen tras el levantamiento de la suspensión el pasado 1 de septiembre, EiDF dio a conocer un informe preliminar de KPMG Abogados SLP. Según se pone de manifiesto, «no existen negocios jurídico simulados, ni de otra forma anómalos (fraudulentos, fiduciarios o indirectos)»

Así, queda comprobado que hubo una autofacturación a sí mismo a través de Albujon. Óscar Antonio Romero dejó esta empresa y en su lugar se ha situado personas de la máxima confianza. Asimismo, EiDF no ha dado a conocer en su integridad el informe de Deloitte ni tampoco el de KMPG Abogados SLP. Es decir, no hay originales ni de la auditoría, ni del forensic ni tampoco del último informe de KPMG, que tan sólo es un «avance». EiDF no esperó a las conclusiones finales ni tampoco se conoce si se dejó algo en el tintero, como ocurrió con el ‘forensic’ de Deloitte.

Todo ello se hizo antes de la salida a Bolsa. La empresa continúa faltando a la debida transparencia tanto a inversores como accionistas, así como a la CNMV y a BME Growth. El nombre de las empresas se utilizó después con la salida a Bolsa e incluso también se vincula con Prosol, el máximo accionista de EiDF y controlada por Fernando Romero.

Después de 4 meses suspendida por la CNMV, la empresa volvió a cotizar con un desplome del 90% pero de nuevo gracias a la ingeniería de Oscar, la acción recupera un 150% desde sus mínimos de 2023. Todo ello con el foco del regulador encima y con cientos de querellas por toda España que están en instrucción.

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